Dijimos Nunca Mas!

La Columna de Japo

Estuvimos todos. Me alegró poder volver a ver a Pijui recomendando sus productos a sus habituales compradores de la platea de la visera, sin encontrar caras extrañas y desconocidas. Pude ver a los dirigentes, disfrutando del partido detrás del palco que ya no luce con vidrios blindados ni amenazantes miradas en sus laterales. Ví muchos padres contentos, felices ya que finalmente pudieron hacer socios a sus hijos.

Antes de entrar me crucé con muchos amigos que hace tiempo no veía y también los ví disfrutar su esperada vuelta.

En el entretiempo observé muchos socios vitalicios, aquellos que un 14 de diciembre de 2008 decidieron transformarse en verdaderos protagonistas del cambio y pese a todo concurrieron a votar. Hoy se los ve felices, observando en las condiciones que nos dejaron las instalaciones del club, indignados pero felices. También me crucé a muchos de los que hicieron hasta 10 horas de cola durante la semana para poder reempadronarse o empezar a participar activamente del club, lucían mas descansados que en las noches enteras donde demostraron su amor por este club. Y quiero robarles una frase de este texto para desarrollar una cuestión personal , porque también lo ví a mi papa que se encontraba en mi casa, ansioso, por que se hacia la hora del partido y él quería llegar temprano , después me confesó, traspasando esa barrera que siempre le pone su orgullo , que se le había caído una lagrima al volver a pisar el coloso , no es para menos un día hace 10 años tuvo que dejar de ir a lo que era su casa. El también estaba feliz.

El clima también presento un aspecto diferente. Aquella sensación de miedo, de persecución, de miradas amenazantes, eso que sentís cuando entras a un lugar desconocido y no conoces a nadie que pueda ayudarte, donde cada uno se conforma con lo que le pasa a uno mismo y que deja de pensar en los demás, solidaridad que le dicen, créame que hasta ese clima se había transformado el día sábado. Y también pude a ver a los que empezaron y hoy siguen con la idea fija de reconstruir el club para hacerlo cada día más popular. La juventud también estaba, ¿como no iban a estar? Estaban los chicos que fueron perseguidos, golpeados y proscriptos de ver al club por el que tanto habían hecho, justo a ellos que recorrieron miles y miles de kilómetros cada vez que once tipos con la camiseta roja y negra pisaban algún campo de juego. Entre ellos también estaban los jóvenes que valientemente un día, decidieron que era hora de regresar a casa y así comenzaron a expresarlo en la calle. También estaban todos los chicos que dejaron hermoso el estadio y el cual no alcanzan palabras para expresar el agradecimiento que todos los hinchas tenemos con ustedes. A ellos los ví cansados, agotados, no era para menos habían dejado de trabajar a las nueve de la mañana luego de toda una noche, de pintar, ajustar, arreglar y ultimar los detalles para el primer partido de local. Cansados, pero muy felices.

También pude ver gente, que pensé que nunca mas volvería a pisar este club. Ví. a muchos que nos amenazaron, muchos que durante todos estos años fueron participes directos de la dictadura que sufrió Newells. Ví a muchos que “amparados en el hinchismo barato, y con un currículum amplio de viajes”, en el momento que el club sufrió el peor gobierno de su historia y era saqueado, no solo callaron sino que justificaron la barbarie lopezista y a sus nefastos socios. Muchos dejaron que se expulse violentamente a leprosos de la cancha, y después decían ser “sus amigos”. Se los veía sonrientes cuando levantaban automáticamente sus manos en la asambleas avalando el robo de la dictadura o más tarde cuando fueron apoderados de las listas mafiosas. Ellos también estuvieron el sábado.

También pude ver algunos empleados que tienen relación directa con viejos saqueadores del club y hoy siguen manteniendo sus empleos. Ellos no estaban felices, ni lo van a volver a estar jamás, sus caras eran de miedo, se veían extraños, ya no había nadie para defenderlos y eso los atormenta. El pueblo leproso ha dicho nunca mas, por eso los dirigentes deben urgentemente expulsar a los participes directos de la dictadura y a sus cómplices. No queremos más dictadura en Newells, queremos que los dirigentes defiendan a los socios y no a los que nos robaron el club y nos persiguieron 14 años.

Señores dijimos Nunca más! Juicio y castigo a todos los responsables de la dictadura.

El pueblo ya hablo, es hora que sus dirigentes oigan este reclamo y nos encaminemos hacia un Newells social y popular, un Newells de la gente